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27 de agosto de 2010

La evolución del cibersexo

El cibersexo, como su nombre indica, es la utilización de prácticas sexuales a través de redes de ordenador, y que no implica un contacto físico directo entre sus usuarios. No hay que confundirlo con el uso de aparatos, máquinas y todo tipo de accesorios que se vienen utilizando para las prácticas sexuales desde el principio de la Historia. El cibersexo no sólo implica el uso de un ordenador, sino también la participación de dos o más personas a través de una red.
Desde que los ordenadores tienen capacidad multimedia, y al igual que ocurrió con las primeras revistas en color y el cine, el sexo ha sido una fuente importante de contenidos. Pero los videojuegos eróticos y la visión de películas pornográficas en la computadora no significa necesariamente que sean contenidos de cibersexo. Para que éste se produzca es necesaria la intervención de dos personas a través de la máquina conectada a internet.
Webcam: fiel aliada
La primera vez que se habló de cibersexo fue en los primitivos chats, todavía muy populares en internet. De repente, en las “pláticas” que versaban, sobre todo, en los primeros años de la red de temas informáticos, había alguno que incluía comentarios más soeces de lo habitual, y si en el canal de chat se encontraba alguna mujer, los comentarios sexuales más o menos directos empezaron a prodigarse.
El cibersexo se “anima” más en los chats cuando se abre un “privado” o conversación entre dos “chateros”. Al tener una privacidad, la conversación sube de tono y la imaginación es una eficaz aliada, especialmente si se es un asiduo lector de webs de relatos eróticos.
Pero tras los chats llegaron las aplicaciones de mensajería instantánea con el omnipresente Messenger como principal referencia. Estas aplicaciones soportan videoconferencia, por lo que el “poder ver” ha revolucionado el cibersexo.
De hecho, si ya de por sí chatear y conectarse a internet puede ser una adicción, si a esto se acompaña de connotaciones sexuales, muchas parejas pueden irse al traste, como bien pregonaban las “Supremas de Móstoles” hace algunos años. Como ocurre con tantas cosas en la vida, una dependencia absoluta de internet, no ocasiona más que problemas de relación de autoestima y laboral.
Otro de los “peligros” del cibersexo ha sido la aparición de los “ciberacosadores”, que se vuelven más peligrosos cuando hay menores por medio. Las últimas noticias indican la detención de un peligroso reincidiente que obligaba a chicas menores de edad a enviarle fotografías con poses eróticas. Una vez más, la educación por parte de los padres y el entorno social, es clave para evitar este tipo de riesgos.
De todas formas, el cibersexo puede ser tan divertido como ver una película porno o leer un relato o cómic erótico. Si se tiene pareja y se hace cibersexo con ella, porque se encuentra lejos de casa, puede ser una buena herramienta para potenciar una relación.
En caso de personas solteras, puede ser una distracción o una buena forma de intimar con alguien al que sólo se conoce a través de la red. Pero nunca, utilizarlo como única alternativa para practicar el sano arte del sexo.

1 comentario:

  1. A mi también me ha pasado alguna vez, pero sobre todo tengo amigas de caracter debil que se creen todo lo que les dicen, y estos ciberacosadores llegan a ponerlas contra las cuerdas. Las fotos que manda son falsas y se contradicen en las conversaciones. Lo peor es encontrarse con un enfermo mental de verdad, tambien los hay y lo tienen todo estudiado.
    Fundamentalmente los hombres hetero son muy ordinarios, pero no son los únicos.
    Besos
    Lulu

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